viernes, 25 de octubre de 2024
VOCABULARIO DEL CANTERO
domingo, 11 de agosto de 2024
PREPARATIVOS PARA LAS FERIAS DE 1928 Y 1930, EN LAS CRÓNICAS DE ISAIAS CORONADO
Se hacen los preparativos para la próxima feria…
Sí, la
feria está próxima, sólo falta poco más de una semana para que dé comienzo,
pero no vamos a hablar de la feria de este año 2024, sino de aquellas que se
celebraban en las primeras décadas del siglo pasado. Y lo haremos a través de
las crónicas de Isaías Coronado, corresponsal del Correo extremeño, en el año
1928 y 1930. En ellas veremos, y como ya sabemos, cuales eran los lugares donde
se concentraban los festejos: la plaza de España o plaza de la Constitución,
como se denominaba por entonces, y el Parque o plaza de Hernán Cortés, nombre
que permanece en la actualidad. Lugares que, como aún se sigue haciendo, se
engalanaban con el tradicional alumbrado eléctrico. Nos habla de un “teatro de
verano salón” denominado “Plus Ultra” que, hasta el momento, no podemos
ubicar y en el que anuncia la representación de Tambor y Cascabel, de Serafín y Joaquín Álvarez Quintero. Y, como
no, las referencias a la celebración del tradicional rodeo para el que se han
construido dos pilares junto al pozo ya existente y que servirá para que el
ganado concurrente pueda abrevar de forma satisfactoria.
Actuarán
en el teatro de verano y salón Plus Ultra dos importantes compañías dramáticas,
y como fin de fiesta, una artista de primer orden del arte coreográfico y el
cuplé.
El
ganado superará en cantidad al del año anterior, y las transacciones serán muchas,
a juzgar por el número de compradores que, en particular de Andalucía, tienen
pedidas habitaciones en los hoteles y anunciada a su llegada otros a los amigos
de aquí.
Así,
la feria de este año no desmerecerá de su brillante historial; muchos negocios
durante el día y diversión constante en la noche. Ánimo, y a hacer provisiones
de energías y de dinero, que donde gastar unas y otro no ha de faltar.
La
parte religiosa no desmerecerá en nada del esplendor que a la parte profana se
dedica.
Isaías CORONADO>>
(Correo
extremeño. 18/08/1928. Núm. 7623. BVPH).
Por
la Comisión de Festejos se hacen importantes gestiones para que la feria de
este año tenga inusitado esplendor y grandes atractivos para los forasteros que
nos honren con su visita y de grato solaz y esparcimiento para los habitantes
de la población; a más de grandes iluminaciones en las plazas de la
Constitución y Hernán Cortés dará conciertos la banda del regimiento Gravelinas
u otra militar si a ésta no le fuera posible su actuación en las fechas del 20
al 25 de agosto, que, como es sabido, tiene lugar nuestra importante feria.
Siendo
de gran importancia esta feria para toda clase, de ganados, no se regatean
facilidades para que los granjeros puedan alojar sus ganaderías cómodamente, y
al efecto tengan abundantes y gratuitos pastos en la Dehesa Boyal, próxima al
sitio donde el rodeo se celebra; en éste hay gran charca en el centro, a más de
un magnífico pozo con potente bomba, que surte de agua a un hermoso pilar y a
enormes pilones, donde con toda facilidad pueden abrevar las diferentes clases
de ganado que concurran.
Dadas
las disposiciones de las autoridades y pueblo en general, puede garantizarse
que este año el importante certamen de compraventa será un éxito indiscutible y
una gran oportunidad, que aprovecharán todos los que tengan que hacer
transacciones en uno u otro sentido.
A
medida que se vayan conociendo detalles los comunicaré a CORREO EXTREMEÑO para
tener al corriente a sus simpáticos lectores>>
(Correo
extremeño. 13/07/1930. Núm. 7692.Pág. 4. BVPH).
sábado, 3 de agosto de 2024
¿SABÍAS QUÉ?
La actual plaza de Hernán Cortés, además de ser conocida por plaza del Pilar, fue denominada como plaza de Santa Clara.
La I Vuelta Ciclista a Badajoz pasó por Quintana de la Serena
La primera vuelta ciclista a la provincia de Badajoz se celebró en el año 1935, efectuándose la salida de la primera etapa en la plaza de la República de la capital pacense el día 8 de octubre. El recorrido total sería de 450 kilómetros dividido en cinco etapas. El paso por Quintana de la Serena sería durante la cuarta etapa: <<Castuera -regreso al empalme-, Quintana de la Serena, La Haba, Villanueva de la Serena, Don Benito, Medellín, Santa Amalia, San Pedro de Mérida y Mérida>>. En total 106 kilómetros.
Foto: Ángel Martín Quintana, "Ángel Quintana". Publicada por José María Cruz Solís, en el grupo de Facebook Cosas de Quintana de la Serena. Quintanej@s Nabú@s, 13 de junio, 2012.
viernes, 24 de mayo de 2024
UN MOLINO OLVIDADO
UN MOLINO OLVIDADO
Sin duda el edificio más atractivo del municipio de Fuente del Arco (Badajoz), situada en las proximidades del límite con la provincia de Córdoba es la conocida como Capilla Sixtina de Extremadura, la ermita de la Virgen del Ara. Ésta se encuentra en medio de extensos y centenarios olivares próximos a la sierra de la Jayona, que forma parte de las estribaciones de Sierra Morena.
Anejas a la ermita se disponen una serie de construcciones que, aunque en estado descuidado y ruinoso, nos sorprenden por su valor etnográfico permitiéndonos apreciar la existencia en otros tiempos de una actividad agraria basada en la producción de aceite. Encontramos un molino del que parece haber referencias ya en el siglo XVI y en el que se aprecian restos de tres prensas -hoy desmanteladas- y partes de sus elementos de madera dispersos por el interior del edificio. Éste se divide en dos zonas: la de prensado y la de almacenamiento.
En la primera, con cubierta a tejavana de palos de madera y cañada, se aprecian las bases circulares de las prensas en obra de ladrillo cocido; una de mayor tamaño que las otras dos. Por otra parte, aparece un pesebre que delata la reutilización del lugar, una vez cesada su actividad. En la puerta de entrada dispone de un pequeño techo sostenido por restos de madera procedentes del sistema de prensado.
En la zona de almacenamiento se disponen los depósitos cuyas bocas se cubren con tapas de madera. Anchos pilares sostienen las bóvedas en las que podemos apreciar escudos recordándonos la presencia de la Orden de Santiago en este lugar.
Entre las dependencias del molino, la casa o cortijo de la finca y la entrada de visitas a la ermita, se encuentra un corral o patio en el que se disponen algunas piedras que ejercieron su función en el prensado de la aceituna.
martes, 30 de abril de 2024
OFICIOS DE ANTAÑO: HORTELANOS, ARRIEROS Y CURTIDORES EN QUINTANA DE LA SERENA
OFICIOS DE ANTAÑO:
HORTELANOS, ARRIEROS Y CURTIDORES En
quintana de la serena
JUAN FRANCISCO JOSÉ DÁVILA SÁNCHEZ
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ÍNDICE
INTRODUCCIÓN
I.
LA HUERTA COMO SEÑA DE INDENTIDAD. POZOS,
NORIAS Y ALBERCAS
I.2. POZOS
I.2.1. Toponimia
I.3. ALBERCAS
I.3.1. Toponimia
I.3.2. Conjuntos
pozo-canal-alberca
I.4. NORIAS
I.4,1.Tipos
de norias
I.4.2. Fabricantes
I.4.3. Elementos
mecánicos
I.4.4.Tipos
de estructuras
I.4.5. Norias
de plataforma circular al borde del pozo
I.4.6. Norias
de plataforma circular sobre el pozo
I.4.7. Norias
con plataforma de postes y viga
I.4.8. Norias
de estructura singular
I.4.9. Norias
de plataforma desconocida
I.4.10.Torretas
I.4.11. Pilas
y pilones
I.5.-LA
HUERTA
I.5.1. Toponimia
I.5.2. Cultivo
de nabos
I.5.3. Huertos familiares
II.
EL OFICIO DE ARRIERO
III.
INDUSTRIA DEL CURTIDO
III. 1. El
oficio de curtidor
III. 2.
El último curtidor
IV.
EL COMERCIO DE PIELES Y LANA
IV.1. El
oficio de pielero (pellejero)
V.
OTROS OFICIOS PERDIDOS
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INTRODUCCIÓN
Quintana
de la Serena no solo ha sido un pueblo de canteros. Hoy, la industria
relacionada con la extracción de la piedra y su comercialización es de una
importancia vital para el mantenimiento socioeconómico de esta localidad,
considerándose su principal riqueza. Pero no siempre fue así. A lo largo de la
historia en este pueblo se han desarrollado otras actividades de importancia
como fueron el cultivo de las huertas, la arriería y la industria del curtido. Si
bien es cierto que el oficio de cantero ha estado presente en Quintana desde
tiempos inmemoriales, no tuvo nunca el auge que ha tenido desde las últimas
décadas del siglo pasado; siendo, sin embargo, los oficios de hortelanos, arrieros y curtidores,
los que en épocas determinadas disfrutaron de un gran potencial económico. Así
pues, nuestro trabajo se centrará en estas tres actividades menos conocidas por
los habitantes de esta población. La huerta
como seña de identidad de nuestro pueblo y con ella los numerosos pozos excavados en aquellas zonas donde
la capa granítica lo permitía; las norias,
como medio de extracción entre la utilización del cigüeñal y el motor de gasolina,
y las albercas, como depósitos de
agua; la arriería, como una de las
actividades a las que se dedicaría un importante número de personas del pueblo;
y, por último, el curtido de pieles, con las numerosas tenerías que hubo en Quintana.
Con
este trabajo pretendemos sensibilizar de la importancia patrimonial y el
interés que, desde una perspectiva etnográfica y etnológica (Agudo y Santiago,
2006: 23), así como histórica, didáctica y cultural, tienen estos conjuntos que
formaron parte de una tradicional forma de aprovechamiento de las aguas en una
actividad tan singular en nuestro pueblo como fue la huerta. Una actividad que ha generado una serie de
construcciones que forman parte de la arquitectura tradicional o vernácula (Ibidem, p. 24); una serie de <<organizaciones
arquitectónicas>> que se integran en la denominada <<arquitectura del agua>>
(García Grinda, 2006). Por ello, aunque centraremos nuestro trabajo en la
huerta y los elementos relacionados con la misma, incluimos algunos otros
elementos de la arquitectura tradicional vinculados al agua que forman parte de
esa arquitectura: pozos, albercas, pilas y pilones.
I. LA HUERTA COMO SEÑA DE INDENTIDAD. POZOS,
NORIAS Y ALBERCAS.
Taconeando
vienen las yeguas
cantarillos de lata
con agua fresca.
Un rayito de sol
en el pozo abandonado
brilla el caldero oxidado.
(Isabel Escudero)
I.2.
POZOS
Un pozo, como todos sabemos, es un hoyo de grandes dimensiones que se hace en el terreno intentando llegar al nivel freático que, excepto en los pozos surgentes, siempre se encuentra en una cota inferior a la del suelo; y así disponer de agua, tanto para el abastecimiento de las personas y los animales, como para regar las numerosas huertas que existían en nuestro pueblo.
Antiguamente, estos pozos se hacían manualmente, con pico y pala, cavando y sacando la tierra hasta encontrar la suficiente cantidad de agua que permitiera seguir trabajando en él para darle una mayor capacidad de almacenamiento. A veces, el trabajo se veía frustrado y había que desistir por no encontrar el preciado líquido y volver a tapar el hoyo. Más tarde, aparecieron máquinas que por medio de una pala mecánica extraían la tierra y en poco tiempo conseguían hacer la concavidad, dándole mayor profundidad y anchura. Era conveniente forrar el vaso del pozo con una pared de piedra para darle mayor consistencia y evitar el derrumbe de tierra.
Paredes de pozos empedrados utilizando la
técnica de piedra seca
Algunos,
sobre todo aquellos que iban a ser destinados al abastecimiento de agua para
uso humano, se remataban con un brocal de piedra disponiendo de una carrucha
que pendía de un arco de hierro y provistos de un cubo cilíndrico de chapa
metálica con base de madera para facilitar el llenado del mismo por el efecto
de flotación y la consiguiente inclinación de la boca. Ahora, los pozos suelen
hacerse de sondeo perforando la tierra, incluso la roca, alcanzando grandes
profundidades y extrayendo el agua por medio de bombas mecánicas.
Quizá
la forma de extracción más antigua, aparte de la manual con un cubo atado a una
cuerda, sería con cigüeñal, hoy en desuso: <<Que
hai ocho guertas, que se riegan con zigueñales…>> (Respuesta a la pregunta
número 36 en el Interrogatorio de la Real Audiencia de1791.); <<… en
muchas huertas todavía se emplea el primitivo cigüeñal, que data de la dominación
musulmana, medio lento y antieconómico, y aun cuando se van instalando motores
de gasolina para la elevación del agua, no son suficientes ni
económicos>> (Casco Arias, 1961: 256). Como nos dice Caro Baroja:
<<De todos los aparejos para elevar agua de una manera artificiosa el más
antiguamente conocido en el mundo oriental y mediterráneo fue, al parecer, el
cigüeñal>>, indicándonos al mismo tiempo su representación en pinturas
egipcias y bajorrelieves asirios; así como su utilización por los pueblos de la
Antigüedad clásica, siendo su área de difusión inmensa (Caro Baroja, 1983:
411).
Después
se emplearía la noria, para seguir con métodos más modernos a base de bombas
manuales, motores de gasolina o bombas eléctricas. Todavía, dentro del casco
urbano podemos observar algún cigüeñal como el que se encuentra en los
extramuros de la carretera de Valle de la Serena; y, con resto de una
instalación a base de bomba manual, el pozo que se conserva en la entrada del Parque Nuevo y en la Viña de don Carlos Barquero. La
utilización de nuevos métodos de extracción de agua, como la noria, no solo
supuso un incremento en el volumen extraído en menos tiempo, sino un aumento en
la seguridad. A veces, ocurrían desgraciados accidentes por rotura de la cuerda
o cualquier otro elemento del cigüeñal, como nos cuenta Gregorio Algaba: <<En 1898, estando mi bisabuela
Elvira, embarazada de mi abuela Nicanora, y estando mi bisabuelo, Nicanor,
regando con el cigüeñal, se partió el horcón cayéndole la pértiga encima y
tirándolo al pozo. Nadie sabe si murió del golpe recibido o ahogado, la cosa es
que tres días tardaron en sacarlo del interior del pozo, en el paraje hoy
conocido como la huerta de Bichín. Mi abuela no conoció a su padre, nació a los
dos meses de morir este, de ahí que a ella le pusieran de nombre Nicanora, como
su padre>>.
Cigüeñal (cubo, contrapeso de piedra y horquilla)
Otro modo de sacar agua de los pozos fue la
utilización de bombas aspirantes. <<Las
bombas, cuya generalización data del siglo pasado, tienden a sustituir a las
norias […] Diremos, sin embargo, comprobando una idea anterior que, para sacar
agua con una bestia en los campos y aldeas, es preferible la noria a todas las
demás máquinas […]>> (G. Vicuña, 1874: 36). Como ejemplos, en las
fotografías de abajo, vemos que en el pozo situado en la calle Don Juan de las
Máquinas, dentro del parque, se utilizaría una bomba aspirante impelente a
palanca, y en el otro vemos un cabezal para pozo profundo. Ambos modelos aparecen en el catálogo de 1922 de la fábrica valenciana Bombas IDEAL, que
había empezado a fabricar bombas en 1902.
Existen algunas casas que aún conservan el
antiguo pozo del que disponían en el patio o corral, y que servía para el
abastecimiento del ganado y la limpieza doméstica. En algunos casos,
curiosamente se produce el hecho de que un pozo podía ser compartido por dos
viviendas, al encontrarse situado, más o menos, en la mitad de la pared
divisoria de ambas casas. No se utilizaban para el consumo humano porque, como
nos dice Casco Arias, las aguas de estos pozos se encontraban contaminadas: <<Son abundantísimas, a escasa
profundidad y potables a excepción de las del pueblo que están cargadas de
gérmenes y materia orgánica>> (Casco Arias, 1961: 39-42). Pero sí
cubrían algunas necesidades como hemos dicho anteriormente: el aseo personal,
el fregado de los utensilios de cocina o el lavado de la ropa y, sobre todo en
verano, para mantener fresca el agua de beber y otras bebidas y alimentos como
la sandía y el melón; además, servía para dar de beber a las bestias y otros animales
que se criaban en los corrales, como gallinas, cerdos, etc.; también, para
fregar los suelos y regar las macetas.
Además, la población podía utilizar el agua de los pozos que se encontraban en algunas calles y que aparecían como suministradores públicos, como el famoso Pozo Dulce que diera nombre a la actual Plaza de Extremadura. Había otro pozo en la calle Cacería, en la que también podemos ver un simulacro –aunque en el original el brocal era cuadrado-, recordando la existencia de aquél y situado casi en el mismo lugar donde se encontraba. Hubo también otro en esta misma calle en el ensanche de enfrente del edificio de la Casa del Pueblo, que ya en los años sesenta se encontraba cegado.
Junto con estos pozos repartidos por las
calles del pueblo existía un pilar en la actual plaza de Hernán Cortés (Parque
Viejo) que servía de abrevadero para el ganado. Era frecuente realizar un
encañado desde aquellas fuentes o manantiales para el abastecimiento alejados
de los lugares más transitados o accesibles para los vecinos que se servían del
espacio para que bebieran sus caballerías y ganado. Así, aquel pilar se
surtiría de las aguas procedentes de una fuente o pozo situado en la calle
Mártires, desde donde partiría una cañería que discurriendo por la calle
Cagancha llegaría a la plaza de Hernán Cortés, donde también se encuentra un
pozo dentro del parque: <<Otro poço
avia del dicho pilar que esta cubierto y esa agua va encañada al dicho
pilar>> (Visitación… 1595); <<Para el abrevadero del ganado había, dentro del casco
urbano de la población, en el año 1840, cinco pozos y un pilar, y los vecinos
se abastecían del agua potable de los pozos de las huertas. El pilar estaba
situado en la actual plaza de Hernán Cortés, en el centro del parque; las aguas
venían por cañería de un pozo de los extramuros situado en las traseras de las
primeras casas de la calle de los Mártires, siendo esta conducción
antigua>> (Casco Arias, 1961: 39-42).
De la existencia y construcción de aquellas cañerías, ya en tiempos de los romanos, nos habla Vitrubio en sus libros de arquitectura, habiéndose encontrado indicios de sus restos durante las últimas obras de acondicionamiento de la calle Caganchas: <<… se harán tubos de barro cuyo grosor no sea menos de dos dedos y de suerte que uno de los extremos sea más estrecho, con el fin de que pueda encajarse dentro del otro. Las junturas se han de cerrar con cal diluida en aceite” (Libro Octavo, Capítulo IV, “De los modos de conducir el agua”).
Encontramos en la documentación referencias
a los pozos que había en Quintana en 1595: <<Y
poço que llaman el poço de Quintana en la calle que va de la villa de
Campanario a la de Zalamea y el poço tenia un cigüeñal que sacaba el agua que
iba a un pilar para las caballerías. Otro poço avia del dicho pilar que esta
cubierto y esa agua va encañada al dicho pilar>> (Visitación… 1595).
A finales del siglo XVIII, había cuatro o cinco pozos en el pueblo para el
abastecimiento de personas y animales que, tanto Agúndez como Madoz, los
nombran por fuentes en número de cinco cada uno de ellos, mientras en el
Interrogatorio de la Real Audiencia se citan cuatro: <<Que hay también quatro pozos y un pilar para el surtido de
personas y caballerías…>> (Interrogatorio de la Real Audiencia,
1791). En 1849, Pascual Madoz: <<No
sirviendo sino para los ganados 5 fuentes y un pilar que hay dentro de
ella>>.
Desde antiguo, estos lugares (pozos, ríos y
lagunas) han sido muy cuidados por ser parte esencial y vital en la
supervivencia de los grupos humanos. A finales del siglo XV, vemos como se
establecen las normas que han de regir para que el agua esté limpia y sea apta
para el consumo de personas y bestias: [19]
Título de las lagunas, pozos y ríos : Otrosí, por quanto las lagunas, pozos y
ríos de los lugares de la dicha villa de Magacela son muy necesarios para las
bestias e conviene que se guarden con mucha diligencia para que el agua esté
limpia para las dichas bestias e no se eche en ellas ninguna cosa para las
dañar ni se haga en esto cosas de que pueden a personas e bestias recevir
peligro, ordenaron e mandaron que agora, e de aquí adelante, ninguno sea osado
de echar madera en las dichas lagunas, ni palos ningunos, ni sarmientos, ni
vencejos, ni juncos, ni otras cosas en las dichas lagunas, ni menos puedenlo
hacer en pozos que en ellas, porque los dichos pozos se rescrecian
peligrosamente después que se hinchan las dichas lagunas, so pena que el que
echare la dicha madera incurra en pena de seiscientos maravedís y el que echare
sarmientos, o juncos, o vencejos, o otras cosas semejantes [Fol. 24r], o lavare
paños o mieses incurra en pena de sesenta maravedís por cada uez y el que [lo]
hiziere [en] pozos incurra en pena de seiscientos maravedís. Otrosí, porque del beber de los ganados
menudos, ansí como puercos, y ouejas, y carneros, y cabras dañan las dichas
lagunas, hordenaron e mandaron que agora, e de aquí adelante, ninguna persona
sea osado de dar agua en las dichas lagunas a puercos, ni carneros, ni ouejas,
ni cabras, ni borregos, y el que lo contrario hiziere; si fuere rebaño de cada
caveça sesenta maravedís; e si no fuere rebaño de cada caveça dos maravedís por
cada vez (Miranda, 2003:
104. Transcripción recogida del autor).
A
finales del siglo XIX, encontramos la ley de agua de 1879 que regulaba la construcción
de pozos privados: <<Art. 19. Todo
propietario puede abrir libremente pozos ordinarios para elevar aguas dentro de
sus fincas, aunque con ellos resultasen amenguadas las aguas de sus vecinos.
Deberá sin embargo guardarse la distancia de dos metros entre pozo y pozo
dentro de las poblaciones y de 15 metros en el campo entre la nueva excavación
y los pozos, estanques, fuentes y acequias permanentes de los vecinos. Art. 20.
Para los efectos de esta ley, se entienden que son pozos ordinarios aquellos
que se abren con el exclusivo objetivo de atender al uso doméstico o
necesidades ordinarias de la vida, y en los que no se emplea en los aparatos
para la extracción del agua otro motor que el hombre>> (BOPB. núm.
391. Sábado, 5 de julio de 1879).
El uso y la conservación de los pozos públicos se encontraba regulado por las ordenanzas municipales: <<Merecerán la particular atención de las autoridades como medio de remover las causas generales de insalubridad: primero, la reparación, limpieza y curso expedito de los conductos de aguas sucias, de pozos inmundos, sumideros, letrinas, alcantarillas, arroyos, corrales, patios y albañales. Segundo el continuo y esmerado curso y aseo de las fuentes, calles, plazas y mercados…>> (BOPB Núm. 72. lunes, 17 de junio de 1867). Como medida de higiene, en la sesión de pleno de fecha 15 de abril de 1933, encontramos el requerimiento que hace la Alcaldía a los dueños de los pozos que venden agua potable, para que pongan brocales y no permitan sacar agua con cántaros. Concretamente, sabemos que el pozo de la Pepa ya existía a principios de los años treinta y al dueño de este pozo se le instaba desde la autoridad municipal para la desinfección o cierre del mismo por haber resultado del análisis expedido por el Instituto provincial de Higiene de Badajoz, la presencia en sus aguas del <<bacilo coli en menos de un cc.>> (Sesión de pleno, 18/02/1933).
Hasta la llegada del agua potable y la realización de la correspondiente red de distribución para el abastecimiento de la población, que se llevaría a cabo en los años sesenta, el agua utilizada para el consumo humano era la de algunos pozos que se encontraban en los extramuros, como los pozos de la Pepa, de doña Fuensanta, de la Fuente del Castillejo y Nuevo; además de usarse para beber el agua de fuentes y pozos de las huertas y fincas: <<Se abrieron varios pozos para facilitar agua potable a ciertos barrios de la población, tales como el camino de Zalamea, que carecían de ella a corta distancia>> (Barquero, 1979: 63). La falta de higiene en estos pozos ocasionaba algunos problemas en la salud de los habitantes de Quintana de la Serena, como bien nos transmite Casco Arias: <<Todos los años hay una intensa epidemia de disentería bacilar de mayo a septiembre y se producen numerosos casos de fiebre tifoidea, sobre todo durante los meses de agosto, septiembre y octubre, que baja el nivel de agua en los pozos, y, según el teorema de Herzen, la morbilidad por cada caso de fiebre tifoidea que se produce da cinco enfermedades más de otra naturaleza>> (Casco Arias, 1961: 267-268).