CONJUNTO DE HUERTA TRADICIONAL SIN NORIA (II)
A partir de los años cincuenta la noria se vería desplazada por el motor de gasolina, aunque sin dejar de usarse definitivamente, pues en algunos casos sus cangilones siguieron chirriando hasta algunos años después. Se recurría a una nueva forma de extracción más eficaz que producía un caudal de agua mucho más grande y el llenado de las albercas se realizaba en menos tiempo, como en el caso que nos ocupa.
El terreno donde se integra este conjunto de pozo-“regaera”-alberca se encuentra en La Hoja, sitios de Cañabanderas o Torrejendel. Esta huerta, sin actividad desde hace muchos años, se encuentra atravesada por el arroyo de las Taramas y al paraje en el que se sitúa se puede acceder por el camino de las Casas de Blázquez y el camino de la Estación de Campanario. La construcción de los elementos que la integran y el inicio de la actividad data de finales de los cincuenta e inicios de los sesenta, viéndose abandonada a los pocos años por motivos relacionados con la emigración de aquellos años. Las ruinas de una pequeña casa y la existencia de un pozo artesano al otro lado del arroyo de las Taramas, delata la presencia de actividad hortelana con anterioridad. Su propietario fue Vicente Victoriano Dávila Barquero, conocido también por Vicente “Miranda”. Por lo tanto, desde el punto de vista toponímico nos referimos a la huerta, pozo, alberca o cortijo de Vicente “Miranda”, como se observa en la mayoría de estos topónimos (Toribio, Juan Salvao, Ramón, Manuel Bichín, Pineda, Melona, Papalé, etc.) que adquieren el nombre de sus propietaros
Coordenadas: (pozo)
38º 46` 58,39” N
5º 39`51,50” W
Tanto el pozo como la alberca se construyeron en piedra de granito, así como el canal (“regaera”) que une ambos elementos, siendo los maestros de obra los hermanos Costales. El pozo (D, foto SIGPAC), cuyo empedrado fue realizado con la técnica de la piedra seca, tiene unas dimensiones bastante grandes. Rematado en un brocal circular se le adosa una caseta (C, foto SIGPAC) con inclinación y escalones que bajan hasta la proximidad del nivel de agua, donde se instala un motor de gasolina encargado de elevar el agua hasta la parte superior de la regaera, por medio de tuberías de hierro. La regaera (B, foto SIGPAC), también construida en piedra de granito con mortero de cal y arena, discurre de forma descendente desde la parte donde recoge el agua hasta llegar a la alberca (A, foto SIGPAC). Esta, de forma cuadrada, está construida con losas coladas en posición vertical y unidas con mortero de cal y arena, disponiendo de tres orificios de salida que facilitaba la ampliación de la zona de riego.
Todo este conjunto se encuentra “vigilado” por la casa (cortijo) construida en la misma época y con el mismo material, el granito, que es la piedra que predomina en la zona, incluso con canteras próximas de las cuales se extraería. Se encuentra en una zona elevada donde se constata la existencia de enterramientos en cistas. En la cartografía aparece como Casa de las Solfas, en referencia a su antiguo propietario. El exterior, sin recubrimiento de enlucido, nos permite ver la disposición constructiva, así como los huecos –lugar idóneo para el anidamiento de cernícalos y carracas- que dejaba al retirarse el entramado andamiaje a base de palos de madera atados con cuerdaa de esparto. Compuesta de planta baja y doblado con cubierta a cuatro aguas. La planta baja con sala, tres habitaciones o dormitorios y cocina con chimenea tradicional. Bóvedas de arista y suelo con baldosas, excepto la cocina que se encuentra enrollada. Desde esta se accede al corral donde se encuentran las portaleras, naves donde se cobijaba el ganado lanar y, junto a ellas el pajar; también, a otro lado, la cuadra y el gallinero. A un lado de la casa y un poco alejada de la misma se encuentra la zahúrda. El estado general es bueno, pues ha sido sometida a un proceso de rehabilitación recientemente; sin embargo, en los elementos de la huerta es notorio el estado de abandono en el que se encuentran.
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