QUINTANA DE
LA SERENA A FINALES DEL SIGLO XVIII. Economía y Sociedad.
La comprensión de la
propia raíz histórica de un pueblo ha de efectuarse desde la plena y total
interiorización de su identidad y ha de construirse desde el más completo y más
amplio entendimiento de su pasado histórico.
Fernando
Cortés Cortés.
Cuando
en Europa, a partir de 1680, se había iniciado un movimiento de cultura y
progreso (la Ilustración), y la Revolución Francesa se producía en 1789,
observamos que este territorio (La Serena), como toda Extremadura, se
encontraba aún (1791) en una situación con características feudales, en la que
los señores y el clero ejercían su poder regidos por las normas de la Orden de
Alcántara. Es, precisamente, este conjunto de poderes los que dificultarían su
salto hacia el progreso. Atrás quedaban los años del gran Imperio español de
los Habsburgos, y en el siglo XVIII e incluso en el XIX, como escribiría cien
años más tarde (hacia 1890) don Juan Varela: <<despertamos de nuestros ensueños de ambición, nos encontramos
muy atrás de la Europa culta, sin poder alcanzarla, y obligados a seguirla como
a remolque>>.
Introducción
Quintana, en el año1791,
era una de las 18 villas correspondientes al Partido de La Serena cuya
capital se situaba en Villanueva de la Serena, y perteneciente al territorio de
la Orden de Alcántara. Judicialmente dependía de la recién creada Real
Audiencia de Extremadura con sede en Cáceres: <<y por lo eclesiástico corresponden este, la Guarda y Castuera al el
Priorato de Magazela nulius diozesis…>> (1). El prior residía oficialmente
en Villanueva y tenía jurisdicción cuasi
episcopal, nullius diócesis,
pudiendo usar hábitos de obispo y nombrar al párroco de la villa entre los
candidatos pertenecientes a la orden que habían sido propuestos por el concejo (2).
En el año 1790, se crea la Real
Audiencia de Extremadura, estableciéndose un año después, en el acto de
apertura celebrado en Cáceres, la situación territorial y jurisdiccional de
Extremadura en nueve Partidos: Trujillo,
Cáceres, Alcántara, Coria, Badajoz, Mérida, Llerena y La Serena (algunos autores establecen
ocho Partidos al considerar como uno, Plasencia-Coria). La creación de la Real
Audiencia va a suponer un gran avance, teniendo en cuenta que antes era
necesario desplazarse a las Chancillerías de Granada y de Valladolid para
solventar, en última instancia, los pleitos; con la consiguiente dilación y
gastos que ello ocasionaba a los vecinos de la villa. Esta institución surgió
para remediar <<los costosos y distantes recursos a los Tribunales
superiores constituidos fuera de la provincia de Extremadura>> (3).
En el año 1791, la provincia de Extremadura será
interrogada por orden de la Real Audiencia, enviando a varios visitadores que
se encargarán de realizar un Interrogatorio de 57 preguntas, para que: <<la contesten las justicias,
párrocos, ayuntamientos y personas particulares de los pueblos integrados en
cada partido de la provincia de Extremadura>> (4).
El Partido de La Serena fue visitado por Don
Agustín Cubeles y Rodas, Alcalde del Crimen de la Real Audiencia. En Viaje a la Serena en 1791, de Antonio
Agúndez Fernández, se define así:
Era más bien alto que de mediana estatura, de
rostro moreno y alargado, ojos graves y penetrantes. Muy discretamente vestido,
llevaba zapatos con hebillas de plata, medias de sea color bermellón, calzas
oscuras, camisa de encajes y casaca azul con sencillos bordados. Al cinto una
espada corta y en la mano bastón de caña de India con empuñadura de oro,
insignias de su elevada calidad de consejero de S. M. y Alcalde de crimen de
la nueva Audiencia de Extremadura.
Y sigue diciendo de él:
El magistrado
traía teorías de los enciclopedistas franceses, tibias en asuntos de fe, poco
respetuosas con los bienes eclesiásticos (aunque ya se libraba él de separar
los dedicados al culto y decoroso mantenimiento de sus ministros, de los de
granjerías y posesiones territoriales) y hasta contrarias al que decía excesivo
número de individuos de teja y cogulla, cuando tanta falta hacían brazos para
las industrias y trabajos de producción. En el orden civil, esperaba nuevos
tiempos de cesación de privilegios nobiliarios y feudales, igualdad en los
Concejos y en la Corte, para cuyos cargos serían méritos la bondad, el saber y
la laboriosidad frente a las preferencias de casta cuando estas aparecían
solitarias y sin apoyo de nuevos hechos honrosos.
A la vista del Interrogatorio, que
constituye una fuente esencial para el conocimiento socioeconómico del siglo
XVIII, se pueden comprobar varios aspectos de la época; aunque hay que ser
prudentes en la apreciación de los datos reflejados, teniendo en cuenta la
finalidad fiscalizadora.
La villa de Quintana tenía 506
vecinos –unos 2.024 habitantes- que vivían principalmente de las labores del
campo y del comercio de la arriería, para lo cual, existían 288 yuntas
aplicadas a la labor y 84 recuas destinadas al tráfico de la arriería.
El terreno del que disponían los
vecinos para el cultivo y el ganado era escaso. La mayor parte del terreno
estaba constituido por las sierras de Agalla y Guiraltas, pertenecientes al
gobernador de Almadén, y la dehesa de la Pared, comprendida en la Real Dehesa
de la Serena. Solo disponían de la dehesa boyal y el ejido:
Que los propios consisten en la dehesa boial y
un ejido, que azen dos mil y setezientas cabezas de yerba, pobladas de monte
hueco de enzinas y producen unos años con otros sobre doze mil reales, de los
cuales solo perzibe la villa dos mil y quatrozientos por alimentos para las
dotaciones y gastos del reglamento a que no alcanzan y el resto perzibe la
Santa Inquisición por su posesión pretoria.
A través del Interrogatorio,
observamos que en la mayoría de las villas se exige el aumento de terrenos para
el aprovechamiento del pasto y las labores agrícolas, pues el sistema de
aprovechamiento de pastos en La Serena favorecía a los ganados trashumantes
sobre los estantes, impidiendo, por otra parte, el desarrollo de la
agricultura.
En el siglo XVIII, nos encontramos con una sociedad
esencialmente rural en la que la tierra es la base de la economía y aquella se
encuentra en su mayor parte en manos de unos pocos privilegiados. Estos grupos
privilegiados, nobleza y clero, poseedores de la mayor parte de la tierra y
despreocupados de su explotación, las arrendaban a otros, obteniendo grandes
beneficios, mientras que el pequeño campesino vivía en la miseria. A finales de
este siglo, todavía nos encontramos con los problemas que surgen como
consecuencia de los privilegios concedidos por la Mesta a los ganaderos
trashumantes, que entran en constante conflicto con los agricultores y
ganaderos estantes por el aprovechamiento de la tierra.
En este marco jurisdiccional, la
puja por los pastos entre los ganados estantes y los trashumantes,
representados desde el siglo XIII por el Honrado Concejo de la Mesta, encerraba
el trasfondo de la lucha por la tierra en la crisis del Antiguo Régimen y la
dialéctica de oposición y complemento entre ganadería y agricultura (5).
RECURSOS
ECONÓMICOS
1.
La agricultura
Los útiles de labranza utilizados en
esta época seguían siendo el arado de madera con reja de hierro, tirado por
bueyes, vacas o mulas. En el año 1791, había en Quintana 120 labradores y 162
jornaleros, contando con 288 yuntas dedicadas a las labores del campo: <<Y
hay doscientas ochenta y tres yuntas
maiores y zinco menores; y la aplicación natural destos bezinos es a la
labor, granjerías y harrieria>>.
El problema principal con el que se encontraban
estos labradores era, como se ha dicho anteriormente, la escasez de terrenos
para cultivar:
Que hai terrenos yncultos y a propósito para
labor, su desmonte en media legua de ambito, poblada de jaras, charnecas y
otros arbustos ynutiles en los sitios de sierra Agaia y Guiraltas, distantes
menos de una legua, pero no se desmonta y cultiva por ser necesaria la licencia
del señor gobernador del Almadén, en cuia demarcación estan comprendidos.
Por ello, se demanda el aumento de
terrenos de labor ocupados en su mayoría para el pasto del ganado trashumante,
causante de la mayoría de los conflictos que surgen en el campo:
Las cosechas reducidas a las especies de trigo,
cevada, centeno, abas y garbanzos, estan de manifiesto atraso con respecto a la
poosibilidad aplicación y yuntas de estos naturales por falta de terrenos en
que hacer las labores, por cuia razón se halla atrasada tambien la cria de
ganados con perjuicio del estado; ambos ramos pueden fomentarse y elevarse a su
mayor perfeccion, si la piedad del soberano tuviera a bien conceder a pasto y
lavor las dehesas de dominio particular que ocupan los trashumantes, único
medio de prosperarlos.
Los jornaleros, durante
la siega de cebada y trigo, ganaban de 4 a 6 reales con derecho a cinco
comidas: <<Y se nota que
los jornaleros de labor y esquila se ban al tiempo a otros pueblos y dejan
cosechas por recoger con grabes perdidas, despues que se mantienen en el
ymbierno>>.
Los cultivos principales eran de trigo, cebada, habas,
garbanzos, centeno y avena.
CULTIVO PRECIO DE VENTA
Garbanzos 50
reales
Trigo 30 “
Centeno 24 “
Habas 22 “
Cebada 20 “
Avena 10 “
También
existían ocho huertas donde se sembraban nabos, coles, lechugas, berenjenas,
tomates, pimientos, ajos y cebollas, que se regaban gracias a los abundantes
pozos, de donde se extraía el agua por medio de cigüeñales. Además, tenían
estas huertas, árboles frutales como perales, cermeños, ciruelos e higueras.
Todas estas huertas se trabajaban con “azada a brazo”. El viñedo y el olivar se
encontraban poco extendidos. Su producción se destinaba al autoconsumo de la
población y constituían los principales complementos de los campesinos, junto a
las leguminosas y los productos hortofrutícolas: <<Pero donde quiera se abren pozos y allan aguas y
por ello con real permiso se estan plantando biñas, arboles y ortaliza en un
baldio.>>.
2. La ganadería
La
ganadería era en esta época fundamental para la economía de la villa; sin
embargo, su incremento se veía limitado por la escasez de tierras de pastos
disponibles. Se hace necesaria la petición de que se dé a los vecinos del
pueblo el aprovechamiento de la Real Dehesa de la Pared que tenía arrendada el
Conde de Gomara, de Soria, a su propietario el Marqués de Paredes:
Que para lograr
esta billa y su común de labradores lo que nezesita tiene en su termino la Real
Dehesa de la Pared, que aprovecha dos mil seiscientas dos cabezas por arriendo
el conde de Gomara, vezino de Soria, dándose a pasto y labor al pueblo tendría
este conozido aumento y su Magestad la mitad del diezmo de los granos que en
ella se criaran que hoy no tiene, solo paga el arrendador al Marques de
Paredes, su dueño, dichas yerbas y el bezindario según la respectiva porción
pagaría este.
Todo
el ganado se concentraba en la dehesa boyal y el ejido; este último con la
mitad de las tierras de dominio particular. También existían algunos baldíos
para los cerdos y las cabras. Había 50 granjeros, ocupando el primer lugar el
ganado ovino, del que se aprovechaba
para su comercio la lana, carne, cuero y queso. Del total de 15.247 cabezas de
la que se componía la cabaña ganadera de Quintana, más de la mitad (9.000
cabezas) correspondían a esta especie, que criarían unos 2.000 corderos. El
aprovechamiento más importante que se hacía era el de la lana, que se enviaba a
los lavaderos de Cáceres. En la esquila de las ovejas los jornaleros ganaban cinco
reales: <<Con cuias especies no se
hace mas comercio que la venta de lanas finas para el norte, la de bastas para
colchones y jergas del reino>>.
Le
sigue en número de especies el ganado porcino
con 3.000 cabezas que producirían unos
1.000 lechones. El cerdo era fundamental en la alimentación de los vecinos, y
no solo hacían matanzas para el consumo familiar sino también se comercializa
para abastecer a otros pueblos y lugares. Tradicionalmente, la montanera tenía
lugar de San Miguel (29 de septiembre) a San Andrés (30 de noviembre), mediante
el vareo de la bellota: <<y de
carnes y zebones para mantanzas y abastos de bezinos y otros pueblos>>.
El ganado caprino con 2.400 cabezas
proporcionaba, además de unos 500 chivos, leche y queso que se destinaba al
consumo de los vecinos del pueblo.
El
ganado vacuno era muy importante,
pues se utilizaban los 566 bueyes en las labores del campo y en la cría para la
alimentación familiar, aprovechando la leche, la carne y el cuero. Existían 800
cabezas y se criaban unos 200 becerros. Es significativo que en Quintana
el número de este ganado se viera
incrementado en unas 500 cabezas, en un periodo de tan solo 30 años, cuando la
tendencia en la mayoría de las poblaciones fue de un importante retroceso. Pues, según los mapas generales del Catastro
de Ensenada, el número de cabezas de ganado vacuno, en el año 1752, era de 314.
Este ganado era utilizado como fuerza de tiro en los trabajos agrícolas y en el
transporte de productos. Uso que se prolongaría en este pueblo hasta la primera
mitad del siglo XX: <<la trilla se
haze con yeguas y reses vacunas>>.
El
ganado caballar estaba formado por
unas 47 cabezas, en su mayoría yeguas, y se criaban unos 15 potros. Su función
principal era la de servir de medio de transporte a los arrieros. No se habla,
en el Interrogatorio del número de asnos, pero los datos correspondientes a
años anteriores (Catastro de Ensenada,1752) se cifran en 254.
La apicultura,
muy extendida por toda Extremadura,
también existen en la villa de Quintana, contando sus 7 colmenares con unas 700
colmenass que producirían al año 80 arrobas de miel, y se vendían a 30-40
reales la arroba. También se vendía la cera, cuya producción podría ser de unas
15 arrobas, y se vendía a 8 reales la libra o 200 reales la arroba. Los
enjambres se criaban en cajones de
madera o corcho y se situaban en los montes de la sierra donde hubiera
abundancia de flores de tomillo, jara, retama, encina y otros arbustos. En una respuesta
del informe realizado en La Guarda, aldea perteneciente a Campanario, y que sin
ser villa eximida, tiene una especial relevancia sobre los demás lugares y
aldeas del Partido de la Serena, podemos apreciar el modo de cuidar las
colmenas:
Que el modo de conservar las colmenas es
castigándolas poco en las castras y que estén situados los colmenares en partes
abundantes de flores y montes […] Que los naturales se inclinan a su
conservación y aumento, pero por la escasez de primaveras se aumenta poco este
ramo.
Parece ser que se observa un cierto pesimismo en
la rentabilidad de esta actividad, debido a los robos, a los daños causados por
turones y otros animales, y a una climatología adversa que no hace posible una
buena producción, por lo que se encuentra un poco abandonada en esta época a
pesar del incremento desarrollado a partir de la segunda mitad del siglo:
Que hay corrientes siete colmenares, sin otros
muchos abandonados, y aquellos tendrán setecientas colmenas que rendiran en
años regulares ochenta arrobas de miel, que puede venderse de treinta y seis a
quarenta reales, y quinze de zera, cuia libra en tora se vende a ocho. Y aunque
es ramo útil se a perdido la aplicación por ladrones, bichos y malos años, sin
discurrirse mas medio de resucitar la aplicación que el castigo de aquellos y
que sigan buenos otoños y primaveras.
CABAÑA GANADERA EN LA
VILLA DE QUINTANA EN 1791
GANADOS NÚM. DE CABEZAS PRODUCCIÓN
PORCENTAJE
LANAR 9.000 2.000 corderos
59,2 %
CERDA 3.000 1.000 lechones 19,6 %
CABRÍO 2.400 500 chivos 15,7 %
VACUNO 800 200 terneros 5,2 %
CABALLAR 47 15 potros 0,3 %
Total…………………....15.247
3. El comercio
El comercio se encontraba poco
desarrollado y la industria no existía.
Solamente se realizaba la fabricación de lienzos caseros en telares manejados
por mujeres: <<Que no hai
fabrica mas que de lienzos caseros que azen la mujeres, hilandolos y
tejiéndolos, y un tinte de bastos para hilo de azul y negro y algún paño, y no
hai disposición para establecer otras>>.
El comercio era
realizado por arrieros que transportaban en sus caballerías: jabón, cereales y
leguminosas, a otros pueblos cercanos. El mercado y feria más próximo se
encontraba en Zalamea, que se celebraba los días 13, 14 y 15 de septiembre.
El
granito extraído de las canteras se destinaba a la construcción de casas y
edificios. También había algunas canteras para la extracción de cal.
LA
ADMINISTRACIÓN
Las
elecciones alcaldes se hacían con arreglo a las Reales Definiciones de la Orden
de Alcántara. Se elegían dos alcaldes: uno por el estado de los nobles y otro
por el estado llano.
1.-Las elecciones de Oficiales de Justicia y
Ayuntamiento, que por ser territorio de la Orden de Alcántara, se rigen por su
Real definición, nombrando electores imparciales por mitad de estados, casados
y de cuarenta años arriba, cada uno de los cuales debe proponer dos personas
nobles y dos del Estado de hombres buenos para cada oficio, cuyas cedulas
entran en dos cantaros a saber: En el uno de nobles, y en el otro las de
plebeyos, y se sacan por un niño de ocho años habiéndose por electos los
primeros; por cuyo medio y el de guardarse hueco de dos años y parentescos dentro
del cuarto grado, circularían los empleos tanto honrosos como onerosos entre
los vecinos de merito>> (Informe sobre el Partido de la Serena, por
Don Agustín Cubeles y Rodas).
Los
miembros que componían el Ayuntamiento eran los siguientes:
Alcalde noble: Don
Francisco de Godoy.
Alcalde ordinario: Pedro
del Pozo.
Regidores: Don
Francisco de Tena Dávila, Don Diego Hidalgo Barquero, Don Bartolomé Dávila
Nogales, Don Juan de Tena Dávila, Don Juan Patricio Morillo-Velarde y Godoy,
Don Alonso Morillo y Don Juan Hidalgo Barquero.
Alcaldes de Hermandad: Don
Francisco Fernández de Godoy, Don Francisco López de Nogales.
Diputados del común: Don
Juan Martín López y Don Mateo
Ferreras.
Personero: Diego
Antonio Balsera.
Escribano: Francisco
León Bovadilla.
Procurador síndico: Francisco
Martinez de la Huerta.
La
organización de los concejos municipales se regulaba por la real provisión de
Felipe II, de 1562, que establecía el procedimiento de elección de los alcaldes
y cargos públicos en los territorios de las órdenes militares. Lo habitual en
las villas de tamaño grande y medio de La Serena, eran dos alcaldes ordinarios
y cuatro regidores, divididos entre el estado llano y el estado noble;
cumpliendo así el principio de la mitad de oficios.
<<A
partir del siglo XVI, se inició el control patrimonial de los cargos concejiles
por la nobleza y la oligarquía local mediante su compra. A fines del siglo
XVIII, existían todavía regidurías
perpetuas y la decadencia de los concejos desembocó en corrupción e ineficacia.
De ello dan buena prueba los Interrogatorios de la Real Audiencia de 1791, al
denunciar claramente que la autoridad era ejercida en los pueblos de La Serena
por unas cuantas familias y sus partidarios, que formaban auténticas facciones
políticas y se beneficiaban de la posibilidades económicas que proporcionaba el
control y la administración de los bienes de propios con que contaban los
concejos para su sustento y el cumplimiento de sus funciones>> (6).
Quintana
estaba dividida en dos facciones o partidos que se disputaban las elecciones a
alcaldes. Una encabezada por el presbítero don Clemente Baquero, que <<manejó a su arbitrio las elecciones
de justicia por muchos años, en los que esperimentaron los infelices bastantes
molestias y persecuciones y los caudales públicos no la mejor
administración>>. El otro, por don Diego Barquero, abogado de los
Reales Consejos, quien llevaba ya varios años manejando las elecciones de
justicia y que <<ha mirado con
mucho celo por el beneficio común, sosteniendo diferentes litigios para
reintegrarlo en sus antiguas pertenencias y librarlo de los quantiosos censos
con que estan grabados los propios de la villa>>.
El dicho don Diego Barquero, consiguió
aclarar los goces de varios terrenos de baldíos que se disputaban con la
comunidad de las Tres Villas,
integrada por Zalamea, Valle e Higuera; y otros con la comunidad de las Cinco Villas, formada por Benquerencia,
Castuera, Malpartida, Monterrubio y Esparragosa. Estas comunidades eran las
llamadas comunidades de villa y tierra,
que agrupaban los baldíos de sus respectivas localidades para el común
aprovechamiento del pasto. Además de estas dos, ya mencionada, en el Partido de
La Serena, existían otras dos: la de las Siete
Villas, formada por Magacela, Villanueva, Campanario, Coronada, Quintana,
La Haba y La Guarda; y la otra de las Tres
Villas: Cabeza del Buey, Sanctiespíritu y Esparragos de Lares.
También
consiguió don Diego Barquero que se plantasen viñas, olivos y árboles frutales
en un baldío inútil, repartiéndose en suertes entre los vecinos. Consiguió
reducir el fondo del pósito vendiendo una gran parte de fanegas, destinando sus
beneficios a la construcción de las casas consistoriales, archivos, panera para
el pósito, cárcel y carnecería. Solicitó al Supremo Consejo, la redención de
los censos a la Inquisición de Llerena, que desde principios de siglo tenía
tomada posesión pretoria sobre los bienes de propios, consiguiendo que se
redujeran a trescientos mil reales, de los seiscientos sesenta mil que se
debían.
El
pósito contenía 4.665 fanegas en granos. De estas, 224 estaban en la panera y
el resto estaba repartido entre los vecinos. El fondo de maravedíes era de
42.189 reales y 31 maravedís, debiendo los vecinos 10,425 reales. Se estimaba
que en las arcas municipales habría 31.774 reales y 31 maravedís.
LA IGLESIA
Y LA NOBLEZA
El
el año 1791, había en Quintana 26 eclesiásticos y 44 nobles. El cura párroco
era elegido por el Prior de Magacela, a propuesta de dos que hacía el
ayuntamiento. No existía cementerio y los enterramientos se hacían en la
Iglesia y sus alrededores.
Con
fecha 23 de marzo de 1791, el cura párroco de la villa de Quintana, que llevaba
residiendo en el pueblo poco tiempo, don García Golfín y Calderón, se encarga
de dar informe sobre los temas religiosos. Y así, certifica que la única
iglesia parroquial existente está bajo la advocación de Nuestra Señora de los
Milagros. El único cura se nombra proponiendo el ayuntamiento un fraile de la
Orden de Alcántara y un clérigo de San Pedro, de entre los cuales lo elige el
Prior de Magacela.
Existían
las cofradías siguientes: la del Santísimo
Sacramento, la de San Pedro, la de
la Virgen del Rosario, la del Santísimo Cristo de la Colmena, la del Santísimo Cristo de la Columna y la de
las Venditas Ánimas.
En
el informe se dice que no hay ermita ni santuario alguno, y esto es un error,
pues la Ermita de los Mártires ya aparece en 1595. De ella se habla en el “Libro
de la Visitación de Don Juan Rodríguez Villafuerte en 1595, a la villa de
Campanario y las aldeas de Quintana y la Guarda”:
En tiempo de
Ledesma se avía edificado la dicha ermita en el exido de la dicha villa, en la
parte que dicen los lanchares, de las limosnas de los vecinos, no tenia rrenta
mas que de 25 cabras. Estencion: entre los lanchares y la laguna del Concejo.
Al presente no esta acotado aun el campo
de la ermita, en tiempo de Ledesma estaba limitándose.
En
cuanto a la nobleza se limitaba a la hidalguía: <<Los hidalgos eran el
más bajo escalón de la nobleza: convertidos en criados vergonzantes de los
títulos y grandes del reino, arrastraban una vida miserable, sin atreverse a trabajar
en oficios manuales ni en el comercio, por causa de los prejuicios nobiliarios
que tachaban esas ocupaciones de indignas de la nobleza. Para atajar tales
prejuicios se expidió la famosa Real Cédula de 1783, en que se declaraban
honrosas todas las artes manuales y los oficios que hasta entonces estaban
tachados de vileza, entre otros los de herreros, carniceros, curtidores y
venteros. Pero aunque la ley suprimiera el baldón que pesaba sobre ellos, aún
pasarían muchos años antes de que los tales oficios fueran aceptados como
dignos>> (7).
El
el año 1791, había en Quintana 26 eclesiásticos y 44 nobles. El cura párroco
era elegido por el Prior de Magacela, a propuesta de dos que hacía el
ayuntamiento. No existía cementerio y los enterramientos se hacían en la
Iglesia y sus alrededores.
POBLACIÓN HABITANTES HIDALGOS
ÍNDICE
Quintana 1.599 167 104
Castuera 3.232 185 56
Zalamea 2.766 128 46
Fuente: Censo de
Floridablanca de 1787. Cuadro XIII de La
Nobleza extremeña del siglo XVIII.
LA
POBLACIÓN: SERVICIOS Y PROFESIONES
La mayoría de la población era
analfabeta. La enseñanza estaba al cargo de un maestro de primeras letras que
no tenía dotación económica y al que pagaban los discípulos.
No
existía Administración de correos y de este se encargaba un distribuidor y otra
persona que iba a recoger las cartas a Castuera.
Quintana
contribuía, de forma continua, con diez hombres al Regimiento de Trujillo.
Había
un médico y un sangrador a los que pagaban los vecinos mediante igualas.
Había
cuatro abogados, destacando el ya mencionado don Diego Barquero y su hermano
Juan.
Otras
profesiones y oficios existentes son: albañiles, siete; carpinteros, nueve;
zapateros, cuatro; senareros y cangueros, veinte; pastores y artesanos,
cincuenta; arrieros, ochenta y cuatro; y jornaleros, ciento sesenta y dos.
Estos, en invierno, ganaban real y medio con comida; en la esquila, cinco
reales sin comida; y en la siega de cebada y trigo, cuatro y seis reales con
cinco comidas.
Había
un mesón para arrieros, y abastos de aceite, vino y jabón. Las pesas y medidas
eran las del Marco de Ávila.
El
Ayuntamiento poseía archivo, cárcel, carnecería y corral del concejo.
En
aquella época había abundancia de especies cinegéticas, como la perdiz, liebre
y conejo, y también ciervos, venados, jabalíes y zorros. Para la caza de estas
dos últimas especies se organizaban dos cacerías anuales por el daño que
causaban al ganado y estaban estipuladas por el real decreto de 1788, a
petición del procurador de la Mesta, y se pagaban al que matase un lobo, cuatro
ducados, y el doble si era hembra; por el cachorro se pagaban dos ducados, y si
se conseguía la camada se pagaba igual que por la loba. Por cada zorro, macho o
hembra, se pagaban diez reales. Todos los años se mataban unos tres lobos y 50
zorros.
En
el río Ortigas, además de galápagos, se criaban peces pequeños, como pardillas
y bordallos. La pesca se controlaba
mediante el tiempo de veda correspondiente, al igual que la caza. Sus aguas
eran públicas y, aunque no estaba siempre corriente, sus numerosas tablas
servían de abrevadero para el ganado.
A modo de conclusión
Como
hemos visto, el Interrogatorio es una fuente importante pero con sus
limitaciones, si tenemos en cuenta que los informes presentados por los
miembros que en su mayoría formaban parte de la oligarquía que controlaba la
<<realidad económica y social que tanto la Audiencia de Extremadura como
la Única Contribución pretendían reformar bajo el auspicio ilustrado>>
(8)
_____________________
Notas
(1) Interrogatorio
de la Real Audiencia en 1791. Pregunta número uno.
(2) Pelegrí
Pedrosa, Luis V.: La economía ganadera en
la Serena a finales del Antiguo Régimen (1752-1791).
(3) Rodríguez
Sánchez, Ángel: Historia de Extremadura
(4) Rodríguez
Cancho, M.: “Interrogatorio del siglo XVIII. Estudio comparativo”. Norba 2, 1981, pág. 223.
(5) Pelegrí
Pedrosa, L.V.: Op. cit. pág. 110
(6) Ibidem, págs.
14-15
(7) Prado,
Juan M.: Historia de la Literatura
Española.
(8) Pelegrí
Pedrosa, L. V. Op. cit. pág. 19
Bibliografía
-Agúndez Fernández, Antonio: Viaje a la Serena en 1791. Cáceres,
1995.
-Aragón
Mateos, Santiago: La nobleza extremeña en
el siglo XVIII. Mérida, 1990.
-Cortés Cortés, Fernando y Martí, Tomás: “La
ciudad de Badajoz y su Partido en los Interrogatorios de la Real Audiencia de
Extremadura, 1791”. Revista de Estudios
Extremeños. Año 1999, tomo LV, núm. II, pág. 385.
-Libro de la Visitación de Don Juan Rodríguez
Villafuerte en 1595, a la villa de Campanario y las aldeas de Quintana y la
Guarda. Fondo Cultural Valeria. Campanario.
-Pelegrí
Pedrosa, Luis Vicente: la economía
ganadera en la Serena a finales del Antiguo Régimen (1752-1791). Ceder La
Serena-Leader, 1998.
-Prado,
Juan M.: Historia de la Literatura
Española. V. III. Barcelona, 1982.
-Rodríguez
Cancho, M. y Barrientos Alfageme, G.: Interrogatorio
de la Real Audiencia de Extremadura a finales de los tiempos modernos. Partido
de la Serena. Asamblea de Extremadura. Mérida, 1995.
-Rodríguez Sánchez, Ángel: Historia de Extremadura. Los tiempos
modernos. Tomo III. Badajoz, 1985.
Juan
Fco. José Dávila Sánchez
Quintana de la Serena, 2018
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