domingo, 30 de diciembre de 2018

LA LAGUNA DE QUINTANA DE LA SERENA





LA LAGUNA DE QUINTANA DE LA SERENA

La Laguna en la segunda mitad del siglo pasado


… Y ella misma, <<La Laguna>>, despertó soñando un día alborozada, meciendo barcas (regalo equivocado que le hicieron) y soñó con ser mar y tener olas y acaso se atreviera algún día a pedir del Municipio playa, suecas, <<Fuengirolas>>… Y yo pienso que es bueno, que en Quintana se puede, todavía, soñar alguna vez en <<La Laguna>> (A. Suárez Bárcena, 1977) (1).

No voy a ser el primero ni, posiblemente, el último –así debería ser-  que escriba sobre La Laguna de Quintana de la Serena. Aun a riesgo de que por olvido omita algunas, no quiero dejar de mencionar aquí a esas personas que han contribuido a enriquecer nuestro conocimiento sobre la historia y la cultura de nuestro pueblo. En primer lugar a nuestro médico que fue don Juan Casco Arias, quien nos dejó un legado lleno de datos en su libro a pesar de los inconvenientes de la época. Entonces, don Juan no pudo disponer de lo que hoy disfrutamos muchos de nosotros como son las nuevas tecnologías, a través de las cuales, cómodamente en casa y pegado al ordenador, podemos obtener, gracias a la abundante documentación digitalizada y puesta en Internet durante los últimos años, numerosos datos que nos permiten una investigación más exhaustiva y detallada de los hechos. Aun así, su obra no carece de valor y, con algunos pocos errores que intentaremos aclarar en sucesivos trabajos, ha servido para que los quintanenses conozcamos nuestra historia. También nos hablaron de este lugar y de formas diferentes otras personas –pido disculpas si me olvido de alguna- como Víctor Fortuna Hidalgo, Ángel Suárez Bárcena, Pedro Rodríguez Horrillo y Juan Antonio Chacón Chacón. A todos ellos, mi reconocimiento y agradecimiento. El mérito, sin duda, de ellos, limitándome tan solo  a añadir algunos datos inéditos que he podido recopilar y que considero de interés para todos.


La Laguna fue un estanque de agua situado al este de la población, hoy integrado en el casco urbano y donde antiguamente se celebraba el rodeo, sirviendo sus aguas como abrevadero para el ganado y para contener algunos peces como carpas, las cuales se solían pescar con caña.

 Las primeras noticias que encontramos referentes a “la laguna del Concejo” se remontan a finales del siglo XVI (2), y ya, a finales del XIX tiene lugar el acuerdo municipal de las obras de ensanche. Casco Arias, nos habla, cómo en los años sesenta La Laguna servía de abrevadero para el ganado, celebrándose cerca de la misma el tradicional rodeo de ganados; así como, lugar de ocio donde se practicaba la pesca de carpas:

<<Para abrevadero de ganados el Ayuntamiento dispone de una Laguna que se alimenta de las aguas pluviales quedando con escasa cantidad en verano, que está situada al este del pueblo a escasos metros del casco urbano, cerca de la carretera de Castuera […] la pesca es practicada principalmente con caña en La Laguna, donde se crían buenos ejemplares de carpas>> (Casco Arias, 1961: 39, 297).

Como hemos dicho, a finales del siglo XIX encontramos las obras de ensanche de La Laguna acordadas en la sesión extraordinaria celebrada el día 26 de julio de 1883, siendo presidido el Ayuntamiento por Laureano Barquero de Murillo:


<<Se acordó por unanimidad la formación del oportuno expediente para ejecutar las obras municipales de ensanche de la Laguna […] También se acordó que por la Comisión de presupuestos se formule el proyecto de su extraordinario para cubrir las atenciones de referidas obras toda vez que en el ordinario del ejercicio corriente no había consignada cantidad alguna con dicho objeto>>.

En sesiones posteriores <<se acordó nombrar perito facultativo para la formación del proyecto y presupuesto de las obras municipales de ensanche de la Laguna […] al Arquitecto D. Ventura Vaca>> (sesión ordinaria y pública del día 12 de Agosto). Aprobado el proyecto del presupuesto extraordinario formado por la Comisión para cubrir las atenciones de las obras municipales proyectadas (sesión ordinaria del día 2 de septiembre), se acordó, por último:

<<Que las referidas obras se ejecuten por Administración de conformidad en un todo con el perito facultativo y con sujeción al pliego de condiciones redactado por el mismo. Segundo. Que se dé principio á la mayor brevedad posible. Tercero. Nombrar perito facultativo para la dirección de las mismas á D. Ventura Vaca. Cuarto. Nombrar para el régimen y vigilancia de los empleados a Don Leocadio Ortiz Balsera…>> (BOP, 12 y 14/11/1883.).  

En 1929, el corresponsal del Correo Extremeño al hablar de la conveniencia de celebrar la Fiesta del Árbol (Vid. Fiesta del Árbol), sugiere plantar árboles en la explanada que se encuentra junto a La Laguna y lugar donde se situaba el ganado durante el rodeo que se celebraba en la Feria. Como sabemos, el árbol de “moda” en aquellos años era el eucalipto y de aquella actividad procederían los eucaliptos de La Laguna y de la Ermita:

<<La conveniencia de celebrar la simpática y beneficiosa Fiesta del Árbol […] Hace varios años que no recordamos se celebre en esta localidad la simpática fiesta del Árbol, siendo de una necesidad el fomento del amor a las plantaciones de árboles por todas las plazas y calles de la población que sean susceptibles, dada su anchura, […] Hay un sitio en este pueblo que está pidiendo con voces imperiosas árboles, y que en el transcurso de pocos años nos devolvería un gran bosque de incalculable valor por las pocas pesetas que ahora se gastarían en plantaciones; me refiero a la explanada que está más allá de la laguna, y donde se sitúa el ganado en la feria, el cual tendría sombra en los días ardorosos en que ésta se celebra. Isaías Coronado>> (Correo extremeño, 1929:8).

A principios de los años setenta se dispusieron unas barcas de las que ya se anticipaba:

<<… un frondoso arbolado se proyecta a extramuros de la población, teniendo como marco la charca o laguna […]. Allí habrá barcazas, con vaivén de cuna, que con vistoso alumbrado, puede que nos den la impresión de un Venecia cercano […]>> (V. Fortuna, 1971).





En la lucha contra la enfermedad del paludismo, muy frecuente durante el verano al ser transmitida por un mosquito que proliferaba, sobre todo, en aguas estancadas, se introdujo en nuestra laguna un pez procedente del continente americano, la gambusia (Vid: Gambusia): <<… la profilaxis se hizo principalmente sembrando gambusias en La Laguna, y de aquí se difundieron al Arroyo del Tío Pepe y al río y sus afluentes>> (Casco Arias, 1961: 282).

Por su parte, Pedro Rodríguez Horrillo nos comenta el fenómeno conocido como “alunarse la laguna”:

<<En dicha laguna se criaban carpas de mediano y pequeño tamaño y se pescaban con cañas […] Si no llovía en verano, que era lo que generalmente sucedía, se asfixiaban por falta de oxígeno (se alunaban, se decía en el lenguaje de la calle), ya que el agua descendía a niveles muy bajos por la acción de la evaporación y otras causas, procediéndose entonces a su desagüe para recoger las carpas que aún se mantenían vivas>> (Rodríguez Horrillo, 1999).


Sobre algunos sucesos en La Laguna tenemos la narración que hace el autor de la novela Ni el espíritu de los pámpanos, sobre el salvamento de un muchacho llamado Isidoro, hijo de Demetrio y nieto de la Sanjuana:

<<…  cuando regresaba por el almendral, sobre el mediodía, con la carga hecha y metida en un costal, que traía al hombro, junto con varias trampas que había decidido no dejarlas puestas, escuchó la alarma. Eran las angustiosas voces de una mujer que, muy cerca de la sangraera de la laguna —que era una pequeña rebaja en la altura de la pared para vaciar y aliviarla de agua—repetía una y mil veces ¡sooogaaa, soogaaa, soogaaa…! […] En lo que sí estuvieron de acuerdo los presentes fue en corroborar lo que había dicho la Sampedra, que era otra vecina que se acercó allí por el revuelo armado: ¡No, si la laguna, algún día, nos va a dar algún disgusto!>> (Chacón, 2011: 135).

         Efectivamente, el “vaticinio” (3) se produjo a principios del siglo pasado, durante el verano de 1906:

<<En una laguna que hay extramuros de la villa de Quintana, tuvo la desgracia de perecer ahogado, el niño de 8 años de edad, Diego Ánguas Sánchez, hijo de Benito y Manuela.
         El desgraciado niño se fue a bañar al referido sitio en unión de varios amigos de la misma edad. Después del baño, una vez fuera del agua y cuando ya se encontraban vestidos, concibieron la idea de subirse al muro que, según parece, existe próximo al mismo y emprendieron aquellos una vertiginosa carrera, teniendo la desgracia el Diego de perder el equilibrio y de caer al agua en el sitio que hay más profundidad. Los compañeros de aquel al ver el peligro que corría, empezaron a gritar implorando auxilio; acudieron dos jornaleros llamados Bibiano Corrales y Francisco Mateo Rocha, que trabajaban en una era próxima a aquel sitio, los cuales se arrojaron al agua, pero ya era tarde; cuando sacaron al Diego era cadáver ya.
         El juzgado acudió  a orillas de la laguna, recogiendo el cadáver del niño>> (La Región extremeña, 1906).

Por todo, las advertencias de los padres:

<<...eran continuas para que no nos bañáramos nunca ni en pozos, ni en charcas ni en la laguna, entre otras cosas porque en ésta había muchas pocetas y eran muy traicioneras y en la laguna, encima, al lado de la sangraera, o sitio rebajado del muro para aliviar las aguas en las avenidas, en la pared misma, en una de las piedras de granito, un picapedrero, por encargo de sus familiares, había labrado una cruz que recordaba que en ese lugar se había ahogado un niño>> (Chacón, 2012: 138).




Durante la década de los ochenta,  siendo Alcalde don Juan Bonilla Ponce se llevó a cabo en el entorno de La Laguna el <<encauzamiento del desague de la laguna>> y el <<Parque de la Laguna>>, además de la construcción de la Piscina Municipal  (Libro  de Feria, 1986). 

Como consecuencia de la riada producida en el año 1989, se achacó sus graves consecuencias, al menos en parte, a la reciente actuación que sobre el entorno de la misma se había realizado. Sin embargo, observamos que ello no debió ser así tal y como, diez años más tarde, Pedro Rodríguez Horrillo hace la narración de los hechos:

<<La laguna no era, como se ha dicho, una pequeña presa que servía de regulación de avenidas en el cauce de la Dehesa Vendida. Al desaparecer el rodeo […] la laguna dejó de tener su razón de ser, por lo que fue achicada y vallada para su conservación como recuerdo histórico, ocupando hoy una superficie aproximada de 4.000 metros cuadrados. Ya no se baña nadie ni abreva el ganado en la misma.
         Tampoco puede decirse que la culpa de la riada que se produjo como consecuencia de la tromba de agua caída en la tarde del 30 de septiembre de 1989, la más grande que se recuerda, la tuviera el achicamiento de la laguna. Fue tal la cantidad de metros cúbicos de agua los que cayeron aquella tarde, en un radio de acción que abarcaba desde la hoja de la Mata hasta la de la Reyerta de Quintana, entre las que está comprendida la de la Dehesa Vendida, que el agua que pudiera haber represado la laguna (en el supuesto de que estuviera vacía, que no lo estaba), si no hubieran sido reducidas sus dimensiones, no pasaba de ser una gota en el Océano. Para muestra un botón: en el arroyo de la Mata perecieron ahogadas dos mulas que estaban atadas en sus cercanías. ¿Tuvo que ver algo aquí la laguna?
         Cuando estoy terminando de redactar estas líneas me llega la noticia de que el Ayuntamiento se propone llevar a cabo, en un futuro inmediato, un macroproyecto en la laguna y su entorno…>> (Libro de Feria, 1999).

El arroyo que vertía sus aguas en La Laguna, ha quedado desviado, lo que no ha impedido que en años de fuertes y constantes lluvias se llenara de agua, como ocurrió  en el invierno del 2009.


Actualmente, su funcionalidad ya no es la misma de aquellos años, habiendo sido utilizada recientemente para celebrar festejos taurinos. Se iniciaron las obras de lo que se supone sería un auditorio al aire libre, habiéndose realizado el acondicionamiento de su entorno a base de la construcción de una fuente y la apertura de una cafetería. 


Como hemos visto La Laguna ha sido muchas cosas. Desde tener una función práctica (abrevadero, rodeo) a lugar de recreo para jóvenes y mayores (pesca, paseo, barcas, noches de verano), de buenos y malos recuerdos (desgracias personales). Lo que sí está claro es que no volverá a ser lo que fue.


Vista de La Laguna desde el Silo
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Notas:
1.     De la poesía de Ángel Suárez Bárcena que lleva por título Soñando en La Laguna,  publicada en el Libro de Feria de 1977.
Soñando en “La Laguna”. Ángel Suárez-Bárcena.
Aquel modesto abrevadero de las ferias de ganado, tan sólo es hoy vago recuerdo en memorias ya maduras.
     Hoy es, —en realidad siempre lo fue— simplemente <<La Laguna>>: Un poco de agua represada de las lluvias de otros tiempos.
     Con todo, la presencia del agua breve y tranquila, ilusión de frescor en la calina, invita al paseo en el ocaso, a gozar de la puesta de sol evocadora…
     Y <<La Laguna>>, humilde abrevadero del ganado de otras Ferias, se engrandece de misterio de amor de enamorados, soñadores y poetas.
     Yo he soñado la tarde de verano y teniendo en lontananzas <<Cantalcuco>>, he visto, manando de los cerros, la sangre que engorda el rojo grito de las nubes, como toros pastueños del crepúsculo.
     Soñé la casa de Germán hecha palacio, y músicas lejanas y risas cantarinas, me evocaron recepciones palaciegas, grandes fiestas y saraos.
     Y el sauce, que cansino, descolgaba lagrimones hacia abajo, llorando su miseria, fue altivo ciprés que enhisto recibía a los invitados…
     Yo he soñado la  noche y he visto las estrellas descolgarse una a una en fuegos de artificio y he soñado en viajes espaciales, en <<Ovnis>>, en planetas…
     Yo he soñado el amor de adolescente y he pedido mi deseo a la fugaz estrella.
     Y ella misma, <<La Laguna>>, despertó soñando un día alborozada, meciendo barcas (regalo equivocado que le hicieron) y soñó con ser mar y tener olas y acaso se atreviera algún día a pedir del Municipio playa, suecas, <<Fuengirolas>>…
     Y yo pienso que es bueno, que en Quintana se puede, todavía, soñar alguna vez en <<La Laguna>> Ángel Suárez-Bárcena. Quintana de la Serena, Agosto de 1977>>.
2.  En 1595, se habla de la laguna del Concejo al referirse a la extensión de la Ermita de los Mártires: <<Entre los lanchares y la laguna del Concejo>>. Libro de la visitación de don Juan Rodríguez Villafuerte en 1595.
3. La narración del caso acaecido en 1906 y del que disponemos de la documentación referenciada no se correspondería con la que en su libro hace Juan Antonio Chacón. Las iniciales que figuran grabadas en una de las piedras de la sangraera son R. P. (¿B?), por lo tanto, no se correspondería con las de Diego Anguas Sánchez.




Bibliografía:
CASCO ARIAS, Juan (1961), Geobiografía e historia de Quintana de la Serena. Editorial Prensa Española. Madrid.
CHACÓN CHACÓN, Juan Antonio (2011), Ni el espíritu de los pámpanos. Editorial Círculo Rojo. Madrid.
LIBRO DE LA VISITACIÓN DE DON JUAN RODRÍGUEZ VILLAFUERTE EN 1595, A CAMPANARIO Y SUS ALDEAS DE QUINTANA Y LA GUARDA. Transcripción de Manzano Garías, A.  Fondo Cultural Valeria (Campanario). Don Benito (Badajoz), 1980. El libro manuscrito original se encuentra en el Archivo Diocesano de Badajoz. Libro XIII).

FUENTES CONSULTADAS
BOP. Sesión extraordinaria y pública del día 9 de octubre. 12 y 14 de noviembre de 1883. Colección Histórica. 1835/1997. Diputación Provincial de Badajoz. Archivo Provincial.
La Región Extremeña. Núm. 9338, 3/08/1906. Pág. 2. Biblioteca Virtual de Prensa Histórica.
Correo extremeño. Año XXVI. Núm. 7488, 13/11/1929. Pág. 8. Biblioteca Virtual de Prensa Histórica.
Libro de Feria. Ayuntamiento de Quintana de la Serena (1971): Artículo de Víctor Fortuna; (1986): “Entrevista al Señor Alcalde”. Pedro Rodríguez; (1999): “La Laguna”. Pedro Rodríguez Horrillo; (1977): “Soñando en la Laguna”. Ángel Suárez Bárcena.

FOTOS
De la colección de fotos antiguas de Juan Ramón Murillo Rodríguez.
Fotos actuales: Juan Francisco José Dávila Sánchez


Juan Fco. José DÁVILA SÁNCHEZ
Quintana de la Serena, 2018